Los mirlos negros tienen una territorialidad muy acentuada y no viven en grupo. Cada individuo delimita su propio territorio, que va desde 0,2 a 0,5 hectáreas en el bosque hasta 0,1 a 0,3 hectáreas en la ciudad. El macho establece su territorio durante su primer año de existencia y lo mantiene toda su vida. Durante la temporada de anidación un mirlo no soporta a ningún congénere, con la excepción de su pareja.
Para proteger la exclusividad de su territorio, el macho ataca a los otros machos con posturas de amenaza: una carrera breve hacia el intruso, la cabeza levantada al principio, y luego mirando hacia abajo, al mismo tiempo que baja la cola. Si se produce una pelea, los dos machos se enfrentan y revolotean a unos cuantos centímetros del suelo empujándose y dando gritos y con las patas estiradas hacia el oponente. Estas peleas suelen ser de corta duración, más demostrativas que violentas, y la expulsión del intruso es rápida. La hembra es también agresiva en la primavera, cuando compite con otras hembras por una pareja o un territorio de cría. A pesar de que las peleas entre las hembras son menos frecuentes, tienden a ser más violentas.
Fuera de la temporada de cría, varios mirlos negros pueden compartir un mismo hábitat, que les procure alimento y refugio, y a veces pasan la noche en grupos pequeños, pero incluso en este caso hay poca relación entre los individuos. El territorio de un mirlo negro, si bien es esencial para la formación de las parejas y la anidación, sólo les proporciona una porción de los recursos alimentarios necesarios.
-Otros nombres : Common Blackbird
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